Las mentiras de Montoro

Semana de la Intoxicación Tributaria

Durante ocho días, el Ministerio de Hacienda y la Agencia Tributaria han protagonizado una saga de trolas, intoxicaciones y presuntos delitos –obstrucción a la Justicia, falsedad documental, prevaricación– sin precedentes en nuestra historia. Todo empezó en la tarde del viernes, tras filtrarse que según el informe remitido al juez Castro, la Infanta Cristina vendió en 2005 y 2006 13 fincas, ganando millón y medio de euros. Esa noche la Zarzuela activó una nota negando que la infanta hubiera vendido nada.

En la mañana del sábado, la Agencia Tributaria se ratificó en las ventas. De sábado a domingo la Agencia Tributaria achacó a «terceros» (notarios, registradores) los datos falsos remitidos al juez. El martes, nació la teoría del «simple error técnico». El miércoles Montoro dijo que «no estaba en condiciones de explicar lo sucedido» pero no dimitió, el jueves se insistió en que el DNI de la Infanta se había confundido con otro igual. Y ayer viernes se consolidó la doctrina del error sin un solo responsable técnico ni político. O sea, que nos han mentido como bellacos. Y nos siguen mintiendo.

Mientras Blesa sale de la cárcel

‘Wikipio’ sigue suelto

Como atestigua la carrera político-económico-judicial de Garzón, espejo oscuro en el que no debería mirarse ningún juez pero en el que, de reojo, se miran demasiados, un juez instructor incompetente, amigo de los atajos al margen de la ley o claramente parcial en sus decisiones es el mejor amigo del delincuente. Si además los posibles delitos son más de orden ético y administrativo que civil o penal, como en el caso de Blesa en Cajamadrid, la absolución del presunto se producirá antes de llegar a juicio. Y eso ha sucedido tras un auto de la Audiencia de Madrid poniendo a Elpidio contra la pared y diciendo que no había una sola prueba nueva para mandarlo a la cárcel y para reabrir una causa que él mismo había cerrado. Para colmo, revelaba párrafos completos copiados por el juez de la Wikipedia para emplumar a Blesa. Elpidio, genio y figura, contestó con otra nota poniendo en libertad al preso pero, de paso, poniendo verde a la Audiencia. Mientras la Fiscalía resuelve cómo pide su enjuiciamiento por prevaricación, Elpidio triunfa en las redes sociales, rebautizado como Wikipidio.

Hacienda protege a la Infanta

Disculpa de Rajoy por los ‘

agujeros negros’

Si resulta bochornoso recorrer la trayectoria de embustes y patrañas del Gobierno para evitar que la Justicia alcance a una hija del Rey, más humillante resultó la pública petición de disculpas del Presidente del Gobierno «a la Familia Real y a la Infanta Doña Cristina» por el dizque «error» de Hacienda. En vez de pedir ejemplaridad a la Corona, Mariano se arrodilla ante un comportamiento que la inmensa mayoría de los ciudadanos considera intolerable. Pero el «error» tiene precedentes: hace algunos meses, el Gobierno de Baleares achacó una compra de ocho fincas a Nóos, la empresa sinónimo de lucro de Urdangabón, y luego lo desmintió como «error».

Parece una forma de boicotear el sumario del juez Castro con información trucada. Mientras, fuentes de Hacienda revelaron a EL MUNDO que hay «agujeros negros» o «deneises» (Montoro dixit) a los que nunca se investiga (¿nooses y aizoones?). Y la Agencia Tributaria ha rematado la semana con un informe en el que novela que Torres lo dirigía todo, Urdanga pasaba por ahí y la Infanta no sabía nada. Los niños ya no vienen de París, vienen de Hacienda.

Los gángsteres se quedan

Muere Soprano, alias Gandolfini

No ha acabado abducido por su personaje, como le sucedió con Drácula a Béla Lugosi, que acabó durmiendo en un ataúd, pero se ha muerto como requería el personaje: por sorpresa, con sobrepeso y en Sicilia. El que dicen que ha fallecido es James Gandolfini, pero todos los seguidores de Los Soprano, para muchos la mejor serie de televisión que se ha escrito, pensarán que se ha ido el mejor gángster. El peligroso atractivo de los psicópatas y la fatal tentación de glorificar a los mafiosos, presentes en el cine desde siempre pero omnipresentes en Hollywood desde El Padrino, encontraron en el personaje creado por David Chase, un gancho irresistible para los telespectadores de todo el mundo.

Lo malo de que se haya muerto quien tanto mató no es que desaparezca un tío inmenso, con mala dentadura, ojos porcinos, violencia a borbotones, vocación de adúltero y profesión de asesino con madre a juego, sino que con Tony Soprano, en la intimidad James Gandolfini, desaparece uno de los últimos compradores de periódicos de papel, que, a diferencia de los gángsteres, es una especie en extinción.